lunes, 22 de enero de 2007

justificando este viaje, mi vida … llegó Andrés

La noticia que me llegaba de mi padre
Querido Toñín:
Espero que ya estés en zona comunicada y puedas recibir esta nueva noticia.
El pasado miércoles, día 17, nació ANDRES, eran las 13.20 horas cuando en presencia de madre y padre, vio luz nuestro nuevo eslabón, que sin lugar a dudas, hará grande y gorda nuestra cadena familiar.
Resulta corriente que un abuelo pondere su descendencia, pero en este caso no es la pasión la que hace que tenga que admirar a la criatura, es muy rico, pesó 3,750 Kg. y midió 51 cm., aunque que como dice Javi, está mal medido, no le estiraron y lo hicieron de rutina y sin poner precisión en el acto de tallaje. Es igual, digan lo que digan es un fenómeno.
Pasé a verle a las 13,30 horas, es decir a los 10 minutos de nacer y ya estaba con los ojos abiertos y buscando el pecho, a las 13,45 horas, se le pusieron al pecho y dicen que se agarró como una fiera, será un buen artillero, al menos del fogón. Iremos preparándole los útiles de cocina y su vestimenta al caso, las buenas cosas habrá de asumirlas desde pronto.
La niña no se acerca a él, sólo cuando pasa por el lado del cochecito dice "¡Anessss...!. Para comérsela.
Esta es la información que mejor podía darte. Muchos besos de todos.


andrés

Andrés
¡Bienvenido sobrino! Recibo la noticia de tu llegada cinco días después de tu nacimiento. Cada vez lo hago peor. Si la llegada de tus primas Paula y Lucía me sorprendieron lejos de Toledo, en Oviedo, la tuya llegó en un lugar aislado y remoto de la costa del pacífico colombiano. En ningún caso significa indiferencia, sino exigencia de un guión que defino apenas con el destino.
Estos días te pensé mucho, pendiente de ti. Más aún cuando visité una comunidad indígena donde había varios niños con apenas unos meses de vida. Muchos de ellos desnutridos y sin gozar de las comodidades y ventajas de las que tú ya estás disfrutando. No me cabe la menor duda, conociendo a tus padres y al resto de la familia, que crecerás con conciencia y responsabilidad social. Mi mejor deseo para ti es que así sea. Que tu llegada y vida nos inunde a todos nosotros, los tuyos, de alegría y orgullo. Será la mejor prueba de que viniste a esta vida para aportar, sumar, construir... Si así es, tendré la suerte de aprender mucho de ti.
Perdona querido sobrino que me ausente durante estos próximos meses de tu vida. Cuando regrese y por fin nos podamos unir en un fuerte abrazo, será entonces cuando ya no me separe de ti. Compensaré esta ausencia con el mayor de mi cariño y atención para siempre.
Mientras llega ese abrazo, retén para compartir más tarde conmigo todas las emociones que me perderé, tanto las tuyas como la del resto de la familia. En cada uno de los gestos que sientas de veneración, atisba por favor, mis propias caricias, mis susurros, mi ilusión…
Regateo entre el tiempo, la distancia y los que te adoran en este instante, para darte mi primer beso, beso de admiración, alegría y complicidad. ¡¡Andrés, que tu llegada sea un parabién!!

El viaje
Pocos días después de dejar la costa caribeña del golfo de Urabá, llegaba a la costa pacífica colombiana. Gracias a las gestiones que realicé, conseguí por cortesía pasaje de avión y alojamiento. Por tanto, llegaba a la zona en condiciones inmejorables tanto para disfrutar del entorno como para realizar el reportaje oportuno.

Playa Olímpica

La zona, que pertenece al departamento del Chocó, es una zona virgen en plena selva tropical húmeda (uno de los lugares más lluviosos del planeta). Posee una gran diversidad de paisajes; playas salvajes, ríos, cascadas, paisajes submarinos… Además, desde la costa pueden verse durante los meses en los que llegan a dar a luz, las ballenas.

El Valle

Habitan la zona los afrocolombianos llegados a estas tierras huyendo de la esclavitud y población indígena de la etnia embera. Los primeros viven junto al mar y los segundos tierra adentro junto a la orilla de los ríos. El aislamiento al que están sometidos (solo se puede llegar o salir por avión o barco desde Buenaventura en viaje de varias horas) hace que la inmensa mayoría no haya salido de su propia comunidad. Pocos son los núcleos habitados que se extienden por toda la costa. Los principales son Bahía Solano y Nuquí.

Nuquí

Nuquí fue mi primer destino. Desde ahí pude recorrer su costa sur, visitando lugares de gran encanto como Termales, un corregimiento de apenas 100 personas y que cuentan con unas aguas termales a 300 metros de la playa, por cierto una playa preciosa.

Termales

Lástima que el sol se hizo el remolón y me impidió fotografiar con dignidad todo lo que visité durante estos siete días por el pacífico chocoano. Además, tuve serios problemas con la humedad que humedecía el cristal de la cámara.
Desde Nuquí en dos horas en lancha a motor se llega a El Valle. Es éste otro corregimiento de unas 700 personas que cuenta con una playa enorme, la playa Alegre donde me alojaron por dos noches. La vida en el pueblo muy llamativa en torno a la pesca. Buenas fotos.

niños en El Valle

Tras dos horas por un camino de tierra infame, se llega desde El Valle a Bahía Solano, mi último destino en el pacífico. Desde la Playa de Punta Huina disfruté de un escenario muy tranquilo y agradable. Solo éramos tres huéspedes.

Punta Huina

Desde aquí y tras una caminata de tres horas (habitualmente los pocos turistas que se animan a llegar hasta allí, se demoran algo más de cuatro) por río y mucho barro, llegué bajo la guía amable de Andrés, a la comunidad indígena Villanueva, una comunidad habitada por indios embera. Con ellos compartí charla y tras recibirme con recelo, terminamos en muy buena sintonía. Viven en unas condiciones precarias a los ojos de un occidental. Los niños padecen de desnutrición. Sobreviven de lo que obtienen de sus tierras y de lo que pescan del río o cazan de la selva. Sus principales ingresos provienen de la venta de sus artesanías. De regreso al hotel, fui pensando en lo enriquecedor de la experiencia, especialmente por poder tener acceso a otra forma de vida tan distinta a la que uno está acostumbrado a vivir. Aunque ya tenía la experiencia de la convivencia por varios días con los indios Kuna en el verano del 2005, ésta nueva me agradó como si fuese la primera.

comunidad indígena Villanueva

La inquietud de por vida
Noche inmensa decorada por una radiante luna llena. Con el sonido de fondo de las olas del mar caribe golpeando las piedras de la costa atlántica colombiana de Capurganá. Patricia a su ritmo, bebía cerveza. Yo zumo de melocotón. Intentaba responder a su pregunta ‘¿y de dónde te viene ese espíritu viajero, aventurero?’. La respuesta, por improvisada, fue caótica.
Días después y mientras desde la ventana del autobús desfilaban uno tras otro los paisajes, intentaba encontrar una respuesta racional.
Yo creo que mi espíritu viajero y aventurero es fruto de una personalidad inquieta que al borde siempre de la agonía que me da la certeza de estar viviendo una vida finita, encuentra en la vivencia de actividades extraordinarias o no convencionales, la sensación de estar aprovechando el tiempo de vida (finito). Por tanto, más que un viajero/aventurero, me considero una persona extremadamente inquieta.
Con la perspectiva que otorga el tiempo ya pasado intuyo algunos de los estímulos que pudieron socializarme hasta conformar una personalidad así y ser lo que soy actualmente. Si os interesa, acompañadme en este viaje de prospección interna.

Cascada en el PAcífico

Desde bien niño tengo el recuerdo de la radio sonar en mi casa. La recuerdo con nitidez durante las mañanas de los veranos mientras mi madre me ocupaba en alguna de las tareas domésticas que tanto detestaba. El sonido de la Cadena Ser formó parte de mi pubertad. Con mi amigo David, compartía las novedades de nuestros programas favoritos. ¿Te acuerdas David del programa que presentaba Fermín Bocos sobre las cuatro de la tarde y que nos acompañó todo un verano?. No recuerdo cómo pero me hice con una radio pequeña que me acompañaba desde que me levantaba hasta que el sueño de madrugada se apoderaba de mi mientras escuchaba alguna historia de desamor muy propia de los programas nocturnos. Desde entonces una radio pequeña duerme siempre en mi mesilla. La actual la heredé de mi abuelo Antonio (¡¡saludos abuelo!!). Nada más levantarme, enchufo la radio (Radio 5). Me acompaña al baño, mientras me visto, a la cocina… La radio seguro que me ayudó a recorrer el mundo a través de sus noticias.
Si existió en mi infancia un ‘juguete’ o elemento de recreación que me fascinase, ese eran las chapas de las botellas de cristal. A través de ellas personalicé ciclistas y jugadores de fútbol. Sin lugar a dudas, fueron mi gran pasión. Recuerdo con ilusión aquellos recreos en la época del colegio donde organizaba carreras ciclistas con las chapas. Aprovechando las hojas de los impresos que mi padre usaba para realizar su trabajo, yo anotaba los puntos que cada uno de mis compañeros iban consiguiendo con sus ‘chapas/ciclistas’; las metas volantes, la montaña, la general... Esas fueron mis primeras experiencias como organizador de ‘grandes eventos’ y de ahí el agrado que me supone organizar eventos en los que hay que estar pendiente de todo y todos. Con mi amigo Carlos, recién catapultado a padre (¡cómo pasa el tiempo!), invertí horas y horas jugando al fútbol con las chapas. ¡¡Carlitos, ¿una partida?’. Éramos internacionales pues organizábamos mundiales y competiciones europeas lo que me permitió quizá ir dando forma a este mundo. Recuerdo haber ido registrando los equipos que conformaban las distintas ligas de países europeos y latinoamericanos. Lo que parecía un simple juego de niños, seguramente nos permitió ir conociendo geografía. Años posteriores era capaz de identificar gran parte de las capitales de este complicado mundo.

Playa de Guachalito

Mis primeros pinitos como periodista, como escritor los di a través de las crónicas que personalmente realizaba sobre esas partidas de fútbol con chapas. ¿Dónde quedó aquel cuadernillo de espiral donde anotaba a bolígrafo verde tantas jugadas increíbles, tantos goles fantásticos…?. Recuerdo que cada vez que iba al médico, le hacía a mi madre comprarme el ‘AS’ y así además de mitigar la espera, aprendía a redactar una crónica. Con el paso del tiempo hacia la adolescencia aquella destreza en la escritura, me permitió expresarme en cartas de (des-)amor que hasta a mi me encantaban. Es éste un género que me encanta aunque los mejores resultados los obtengo cuando me motivan…
Aunque en menor grado, la televisión también fue otro medio de comunicación que me fascinaba. Fue en la época adolescente cuando obtuve las mayores gratificaciones gracias a programas como ‘Al filo de lo imposible’ del que guardo en mi videoteca viejos capítulos de actividades siempre increíbles. O aquel programa ‘Latitud 0’, que recorría todos los mares del mundo. Recuerdo un capítulo en que visitaban una isla de Toga desierta que me llamó la atención y que rápidamente identifiqué en el atlas mundial que EL PAIS había sacado a través de fascículos. A día de hoy, aquella isla sigue marcada en círculo a lápiz en aquel atlas que permanece en el salón de la casa de mis padres en Toledo. ¿Seguirá desierta?
También recuerdo una serie de televisión española de título ‘Mujer en América Latina’. Aún conservo en video el último capítulo-resumen de la serie. Quizá fue mi primer acercamiento visual a la cruda realidad de América Latina. Y aunque maltratados por la parrilla de televisión, aún sigo fiel a programas de temática mundial tan míticos como ‘Documentos TV’ y ‘En portada’, éste último mi programa favorito.

Playa de los deseos

Después de tantos estímulos en torno a los medios de comunicación, no era de extrañar que desde bien niño quisiera ser periodista. Afortunadamente, cuando llegó la hora no pude estudiarlo. Tiempo antes ya había descubierto la existencia de la sociología a través de un amor de verano que me incitó a la lectura de algún libro por lo que opté decididamente por esa carrera. Aunque mi madre opina lo contrario, haber estudiado sociología me aportó mucho en lo personal, sobre todo en lo ideológico pues me permitió concebir la realidad del mundo de una manera diferente, más global, más crítica. A raíz de mis estudios universitarios y ante el disgusto de mis padres, rompí con mi compromiso de fe cristiana donde había militado activamente durante toda mi vida. Me gusta reconocer sin reservas, que en gran medida los valores que poseo como persona son una herencia de mi educación (familiar) en valores cristianos.
Desde bien pronto, asocié mi periodo universitario a Madrid. No sé cuánto de importante tenía mi opción de estudios como mi interés decidido por ir a estudiar a la capital. Afortunadamente pude conjugar ambos. Irme a estudiar a Madrid suponía un paso cualitativo enorme en mi vida. Era salir de una capital de provincia hacia la gran capital lo que representaba una nueva vida, nuevas amistades, nuevas oportunidades… Con diecinueve años llegué a Madrid en las mejores condiciones gracias al esfuerzo de mis padres. Tal era el grado de autoresponsabilidad al que llegué a Madrid que recuerdo aquel domingo soleado de noviembre en que mis compañeros de piso propusieron ir al Calderón a ver al Atleti, mi equipo de fútbol. ¡¡Yo a ver a mi Atleti!! Nunca había tenido esa oportunidad y me parecía una experiencia genial. Con un remordimiento grandísimo me fui al estadio pensando en el esfuerzo que le suponía a mi padre ganar aquel dinero que yo iba a destinar a darme un capricho. No se volvió a repetir.

Playa Alegre

Apenas me dio tiempo a disfrutar del mundo de oportunidades que suponía vivir en Madrid pues tres meses después de llegar allí, me ponía de novio con una chica de Toledo. Y así transcurrió mi paso por la universidad y por Madrid. Me dediqué de pleno a los estudios (saqué la carrera en cuatro años) y a la novia. No llegué a quedarme ningún fin de semana en Madrid pues me iba todos a Toledo.
Aunque no disfruté de la vida como universitario, si aproveché mi condición como estudiante. Así aproveché dos años seguidos para acudir a distintos Cursos de Verano. Salía del monótono verano toledano, conocía gente, ciudades, personalidades… y además ampliaba mi formación. Años posteriores y con la carrera ya finalizada, sería estudiante ERASMUS durante un año en Inglaterra. Una experiencia que gracias de nuevo al esfuerzo de mis padres, aproveché como una oportunidad única y con gran sentido de la responsabilidad (todo hay que decirlo). Dos veranos seguidos acudí al sur de Inglaterra a trabajar como monitor de campamento. El último de esos veranos lo compaginé haciendo la prestación social sustitutoria (en la biblioteca de la cárcel de Carabanchel) y con una estancia de dos meses en Cuba a través de una beca que obtuve en la primera convocatoria de un programa del Ministerio de Asuntos Exteriores. Aún no sé cómo logré ausentarme más de tres meses de la prestación cuando tan solo me correspondía, creo recordar, cinco semanas. Como siempre, estirando, estirando la cuerda hasta el límite. Afortunadamente, esta vez no se rompió.

juego en Playa Alegre

Como podéis comprobar pasé una juventud bastante inquieta y bastante alejada a cómo lo hacía el resto de personas de mi entorno (hermanos, pareja y amigos). Y aunque nunca se quejó -ni me quejé-, el tener novia me frenó un tanto. Yo tenía la ilusión de haber pasado un año en México en la UNAM estudiando un postgrado pero a eso ya no accedió. Ni tan si quiera lo moví. No me arrepiento, volvería a hacer lo mismo.
Siempre me he considerado una persona un tanto rebelde. En el colegio y en el bachillerato, siempre fui considerado como un estudiante revoltoso. Lo que me diferenciaba de los otros ‘chicos malos’ de la clase, era que yo era mejor estudiante que ellos. El rebelde normalmente era también mal alumno. Aunque nunca destaqué por ser de los mejores, tampoco era de los peores. Como casi en todo en mi vida, del montón.
En varias ocasiones mis padres tuvieron que ir a hablar con los profesores. Alguno de ellos, como ese hijo de puta de D. Luis Martín, llegó incluso a pegarme en dos ocasiones. Un día cansado de su despotismo, me despaché a gusto con él. Desde el fondo de la clase y con una claridad absoluta me salió del alma un rotundo: ‘váyase a tomar por el culo, jilipollas’. Acto seguido habría su libro de alumnos, buscaba mi nombre y en voz alta decía: ‘Jiménez Gómez, Antonio. Jilipollas igual a 0’. Semanas posteriores a este acto de (in-)disciplina, llegaba una carta a mi casa informando de un expediente académico que se me habría por mala conducta. Junto al suceso narrado, se detallaban otros tres actos de rebeldía: discutir en público y delante del Director del colegio una decisión suya, desinflar una rueda de un coche durante una excursión y encontrárseme en el vestuario de las chicas (con ellas dentro claro y a su petición. ¡¡Yo siempre tan servicial!!) ¿Dónde estará esa carta? ¿Se conserva, mamá?
Con esos problemas de insumisión y de subversión respecto al ‘ordeno y mando’, sigo viviendo. Imposible aceptar una orden sin creer en ella. Quizá por eso busco una salida propia a mi futuro profesional, alejado de cualquier estructura jerárquica a la cual estar sometido.

comunidad indígena embera

Otras experiencias que seguramente me influyeron fueron las vacaciones de verano con mi familia. Después de volver del campamento de verano al que acudíamos mis hermanos y yo todos los años (después terminaría siendo monitor), mi padre acoplaba al vehículo una caravana, mi madre hacía maletas y preparaba provisiones y así nos íbamos a recorrer España y durante dos veranos seguidos, Portugal. Nunca fuimos de playa y sí apasionados por las zonas de montaña: dos veranos en Pirineos, un año en Picos de Europa (mi primer contacto con lo que años posteriores terminaría siendo mi casa, Asturias y un lugar estupendo para hacer montaña, los Picos) y otro verano por Sierra Nevada. Eran las vacaciones familiares aunque dado el ritmo que llevábamos de un lado para otro, mis padres y en especial mi madre, no dejaban de realizar las tareas habituales de casa. Montábamos un avance en la caravana, una cocina y una tienda de campaña… era todo un montaje. Llegamos a llevar incluso una lavadora de plástico que funcionaba también por electricidad. Y cuando conocíamos la zona, recogíamos y marchábamos con la ‘casa’ a otra parte. Permitidme que os comente que cuando pienso en aquellas vacaciones, siempre me recuerdo de aquellos desayunos que mi padre organizaba en torno a un pan tostado al que untaba un ajo, rociaba con aceite de oliva y era el acompañamiento perfecto a una loncha de jamón. ¡¡Qué desayunos aquellos!!. Sólo ahora, ya mayor, me doy cuenta de la experiencia positiva que supuso para mis hermanos y para mi, aquellos veranos recorriendo el país de aquella manera más propia de los gitanos que de una familia de siete miembros con cinco niños. ¡¡Gracias a mis padres por la experiencia y el esfuerzo!!.

Corregimiento de Coquí

Y quizá esas experiencias de camping en aquellos entornos maravillosos rodeados de llamativas montañas, fueron el caldo de cultivo para, una vez llegado al lugar apropiado, Asturias, practicar el deporte de la montaña. Sin darme cuenta, rápidamente los paseos tranquilos se convirtieron en ascensiones a montañas para mi tan espectaculares y complicadas como el Everest. Y así poco a poco me fui adentrando en un mundo de montañas, de ascensos, de paisajes, de vivencias, de abismos… tremendamente gratificante. Sin lugar a dudas, el mundo de la montaña me ha permitido vivir tan diferentes sensaciones, como ninguna otra actividad en mi vida. Gran parte de esas experiencias se las debo a Chipi, Pablo y Honorio, sin los cuales yo no hubiese llegado a ninguna parte. ¡¡Gracias amigos!!
Durante varios años, mi periodo de vacaciones lo invertía en ir a la montaña. No barajaba otra opción. Sin embargo, en el verano del 2004 y después de regresar precisamente de disfrutar (y pasar miedo, mucho miedo) haciendo montaña por los Alpes, me fui con mi amigo Miguel en mi coche hasta Atenas a presenciar los Juegos Olímpicos. Aquel fue un viaje fascinante de bajo presupuesto (como todos mis viajes) por sitios poco recomendables y con escasas comodidades (como todos mis viajes). Fue mi primer gran viaje aventura y acompañado de mi amigo del alma. ¡¡Gracias amigo por soportarme!!

recorrido verano 2004

Aquel gustillo que dejó en mí ese viaje, me motivó a planificar un viaje de un mes solo por la Patagonia chilena y argentina. Afortunadamente aquel viaje no resultó por ‘problemas laborales’ y digo afortunadamente pues lo que tenía previsto realizar en un mes, me llevó en este viaje casi tres meses. Improvisando a última hora nuevo destino, elegí Costa Rica. Allí me desenvolví bastante bien yo solo. Durante aquel viaje en el septiembre del 2005, conocí a viajeros de larga duración que inquietaron mi respirar agónico. Pocos meses después y tras favorecer la rescisión de mi contrato de trabajo indefinido y sin ser una causa efecto de aquella agonía, tomaba la decisión de emprender este viaje en el que sigo inmerso.
Y eso es todo lo que he podido descubrir para entender quien soy y el por qué de mis decisiones. Me encantó este ejercicio de prospección interna para buscar aquellos indicios o estímulos del pasado que pudieron contribuir a que en la actualidad esté viviendo esta experiencia y a vivirla de la forma en que la estoy llevando a cabo.
Yo no poseo un cromosoma especial que me incite a viajar, a la aventura… Por el contrario, soy consecuencia, como he intentado demostrar, de múltiples estímulos, de una educación en valores, de vivencias diversas, de sucesos varios, de influencias ajenas, de encuentros enriquecedores, de experiencias propias, de sueños personales… Quizá por todos ellos y gracias a ellos, os escribo desde aquí, desde esta cabaña de un hotel apostado sobre la aislada costa pacífica colombiana, a la que solo se puede acceder por avión (o barco) y horas después de haber llegado de compartir temores, risas, complicidad, ilusiones… con una comunidad indígena embera en plena y pura selva.

Desde Medellín a 22 de enero de 2007

viernes, 12 de enero de 2007

un año (nuevo) de locura

La Navidad
A mi me gusta la Navidad. Para mi es sinónimo de reencuentro con los míos y aunque siempre se queda a medio camino de lo esperado, siempre me gusta su llegada. Quizá por eso busqué refugio en algo que me resultase familiar. Colombia me aportaba gran parte de mis necesidades en estas fechas; una familia acogedora como los Moreno-Gallego, una ciudad encantadora con gente estupenda como Medellín, nuevos destinos por descubrir y un conjunto de emociones a flor de piel.

La Miel en Panamá

El viaje
Tres días me demoré en recorrer el trayecto que media entre Lima y Medellín. Visitas pendientes por la región de Antioquia me sirvieron para admirar mucho más esta tierra.

El Peñol

Medellín tiene una gran fama durante el periodo navideño pues realiza un despliegue de luces y alumbrados muy llamativos.

Alumbrados navideños en Medellín

Para inaugurar el año nuevo me llegué hasta el calor asfixiante y las playas bonitas de la costa atlántica del caribe colombiano, en el Golfo de Urabá.

frontera Colombia-Panamá

En los límites con Panamá y del territorio de los indios Kuna (a los que visité en el verano del 2005), se extiende el Tapón del Darién, un obstáculo natural que impide la comunicación a pie entre la América del Sur y la Central.

Tapón del Darién

Capurganá es el principal punto de destino. Hasta ahí se llega en avión o tras un recorrido infame en lancha de tres horas. Es esta actividad ya no sólo no apta para mi madre sino para mí tampoco. Son tres horas saltando sobre las olas y os juro que terminé hasta ahí mismo.

lanchas en Capurganá

Playas de arena fina y agua cristalinas, corales accesibles, vegetación selvática exuberante, quebradas de diferente expresión… son parte de los elementos de la costa oeste del Golfo de Urabá.

Playa Soledad

Tras varios días llegué a Arboletes, en la costa este del golfo, para además de darme un baño de lodo en el cráter de un volcán,

lodo en un cráter

visitar a unos familiares de mi familia adoptiva de Medellín con objeto de fotografiar la actividad típica ganadera. Aunque no lo logré, pude disfrutar de una muy grata compañía y de las fincas ganaderas que poseen. Seguimos haciendo amigos.

Punta Gigantón

Mompox, situado en la orilla del río Magdalena, es un pueblo colonial bonito aunque su condición de Patrimonio de la Humanidad es para mi gusto excesiva. Quizá porque supone mucho esfuerzo llegar hasta ahí, la desilusión fue mayor.

Mompox

De vuelta a Medellín, alto en Chinú para saludar a Jimena y su familia, a quien conocí como amiga de Mauricio. Las obligaciones impidieron me quedase por más tiempo. Seguramente y como pude comprobar en apenas medio día, me hubieran tratado de maravilla. Siento el calor de la gente y eso me hace sentirme muy orgulloso.

El agradecimiento
A mi familia adoptiva colombiana, los Moreno-Gallego, por darme el calor necesario en una época como la Navidad y por ofrecerme su cariño, su infraestructura, su gente… a cambio de nada. Especial recuerdo para Sonia, por su afecto materno y su complicidad.
Eternamente agradecido.

NAvidad en Familia

La compañía
Y por fin llegó el viaje tantas veces pospuesto.
Las gracias para ti. Por tu compañía inteligente, intensa, querida… Por mirarme así. Lo siento todo. No olvido.

Capurganá

La noticia
Aquella noticia que me daba Julián desde Toledo, me quitó el sueño buena parte de la noche. 34 años, con una niña de cuatro años y a falta de dos semanas para dar de nuevo a luz, su impulso desde lo alto de aquel puente la catapultó a una mejor vida. Quizá, y a temor de equivocarme, la lucidez y la locura la traicionaron. Cuando la lucidez se convierte en un regalo de la locura… Descanse tranquila por fin.

Medellín de noche

El aniversario
Un añito inmerso en esta aventura de viajar. El pasado 8 de enero se cumplía un año desde que me despedía de los míos y lo mío, en busca de vivencias, paisajes, momentos, encuentros… Un año es mucho tiempo. Me acabo de dar cuenta. Y mucho más si se acumulan tantos recuerdos. Sigamos adelante.


Desde Medellín a 12 de enero de 2007

martes, 2 de enero de 2007

por un 2007 brillante para todos

por un 2007 brillante para todos

Siempre que se asoma un nuevo año sucumbimos a la tentación (lógica e inevitable, por otra parte), de proyectar hacia el futuro nuestras ilusiones, esperanzas, sueños. Esta vez sin embargo, quiero aferrarme un poco más al año que se nos escapa. Y es que este periodo que finaliza ha supuesto para mí un tiempo extraordinario no tanto por los paisajes y experiencias acumuladas sino por las emociones que me provocaron vuestra cercana compañía, vuestro incondicional apoyo, vuestro conmovedor cariño.
A vosotros, mi familia, mis viejos y nuevos amigos, mis conocidos, a los anónimos…e incluso a los indiferentes (que los hay), os deseo que el año nuevo sea tiempo de emociones gratificantes e ilusiones realizables.
Yo me conformo y es mi único deseo para el inmediato futuro, seguir contando a mi regreso con los que me habéis ofrecido esa compañía, apoyo y cariño. Ante el vértigo que aventuro acercarse, lo necesitaré en proporciones mayores a las presentes.

En Medellín a 29 de diciembre de 2006

impresiones de mi padre

Desazón, nervios, proyectos e incertidumbre, fueron los componentes de nuestro estado de ánimo en los prolegómenos del viaje a Perú. Se fue acercando la fecha y tras el paso de los días se acentuaba nuestra intriga. El viaje tan deseado se hacía realidad, en unas horas estaríamos dando un abrazo a Toñín, con el continuo interrogante de -¿cómo estará?-

Tras un vuelo sin sobresaltos, llegamos a Lima. Nuevamente desazón al no estar a la vista Toñín. Donde llamamos, que hacemos, no queda más que esperar con ojo avizor. Idea, vamos a que hagan un aviso por megafonía. En ese mismo momento nos localizamos mutuamente. Toñin con Manuel aparecen en el hall del aeropuerto. Creo recordar que la maleta se desplazaba sola, a nuestro ritmo. Por fín un abrazo nos funde y borra el tiempo pasado, queriendo refrescar la fecha de su marcha.
Saludados y presentados, nos dirigimos al coche de Manuel, amablemente puesto a nuestra disposición por Mª. Gracia.

Camino de la casa de Mª. Gracia, todo son impactos visuales, vehículos circulando sin orden, autobuses de otra generación, un entorno chocante atosiga nuestro aturdido estado de ánimo.

Como todo, vamos superando impresiones y nos metemos en el programa que Toñin ha preparado. Paseo por la ciudad de Lima, viendo la catedral, el relevo de la guardia en la sede de la Presidencia de la República, tiendas de todo y salida a Pachacama, extrarradio donde nos espera Sejo para comer y enseñarnos sus feudos de 8 años atrás, donde estuvo un verano Iñaki.

en Arequipa

Comienzan las fuertes impresiones, por las abismales diferencias culturales y sociales que se dan. Esto sería la constante del viaje. Hay que dejar patente la eficiente labor que nuestros misioneros han llevado a cabo en ese barrio, se vive una actividad formativa y de atención primaria que hay que ensalzar. Muy diferente a casi todo lo que hemos podido conocer en el resto del viaje.

Dentro de la actividad turística hemos podido ver y vivir de cerca ciudades como Arequipa, Puno, Cusco, con sus monumentos y otras localidades y asentamientos que nos han impresionado como el Cañón del Colca.

en el Cañón del Colca

El Lago Titicaca, con su enorme dimensión y altura, sus curiosas islas flotantes: Uros y la isla de Paquile, constituyen otro mundo.

en el Lago Titicaca

El Valle Sagrado, el Machu Picchu, manifestaciones del ingenio y el diseño nos deslumbraron y a pesar de nuestras estaturas nos sentimos enanos. No quiero pensar que esas obras no fueron hechas por humanos, pues son más que grandiosas. Un sin fin de bellas iglesias, en estado precario y con el denominador común de estarse restaurando con la cooperación española.

en el Machu Picchu

El viaje ha cumplido los objetivos previstos, ver a nuestro hijo y aprovechar para hacer turismo.
Como sedimento, nos ha quedado una fuerte huella en el corazón, por mucho que se nos diga nunca podemos llegar a comprender como en pleno siglo XXI pueden darse tantas diferencias y tantas carencias, muy grande habrá de ser el esfuerzo y mucho el cambio cultural.

Nuestro enorme y sincero agradecimiento a Mª. Gracia por su hospitalidad, al ponernos a disposición su casa y su servicio. Esta mujer hace patria cada día, estando y sin estar en Perú. Muchas gracias Mª. Gracia.

El viaje también nos ha servido para constatar lo que vale nuestro hijo, aunque le demos continuos repasos por su larga aventura. Hemos podido comprobar, día a día, como se relaciona, como llega a la gente y como tiene asumido su grado de compromiso con todos los que le seguimos. Cada foto, creo recordar que alrededor de 35.000 hasta nuestra llegada, es una dedicatoria, un mensaje para todos, no deja pasar ningún motivo que pueda interesar a sus seguidores, llega a cansar al que le acompaña, aunque ahora hayamos sido sus padres y antes lo fuera su hermano Luismi.

Adelante Toñin, sigue con el tesón que empezaste, pero cumple tus objetivos más inmediatos y regresa, tenemos mucho que ver y celebrar con tigo todos tus adeptos.
Un beso.