martes, 17 de enero de 2006

pendido de un hilo...

10.730 kilómetros, trece horas y media de avión y muchas ilusiones separan Madrid de Santiago de Chile, primer destino de mi viaje por América Latina.

Chile es ese país en el que debes dormir con cuidado de no caerte al mar. Donde la gente habla como si estuviese a punto de romper a llorar. Donde se puede disfrutar de espacios diversos que van desde el desierto de Atacama al norte hasta los glaciares del sur patagónico pasando por los valles fértiles del centro, la siempre presente cadena montañosa de los Andes en extensión latitudinal y los fiordos que bordean la costa más meridional. Más de 4000 Km. separan un extremo del país del otro y el ancho mayor no alcanza los 350 km. Un país para disfrutar pendido de un hilo.

Santiago me recibió en pleno verano y de la mano de Silvana, chilena con la que compartí viaje en avión. De la misma mano, conoceré la zona de Pucón, un lugar con múltiples posibilidades de actividades al aire libre como senderismo y rafting entre volcanes, lagos, parques nacionales, termas...

Plaza de Armas

El calor soportable favorece un ambiente que invita a las actividades al aire libre y a estrechar las relaciones sociales. Tras tres días, manejo bastante bien la ciudad. La compra de un bono prematuro para viajar en Metro, me permite moverme a antojo y en función de alguna que otra prisa. La ciudad es cómoda. Está situada en un valle y rodeada por diversos cerros, que me dicen favorecen una alta contaminación atmosférica. El centro de la ciudad bien podría ser el de cualquier ciudad española, excepto Oviedo cuyas rotondas con semáforos y esas fastuosas farolas la hacen única...

Ya tengo un lugar localizado donde trabajar cómodamente, la biblioteca pública de Santiago. Desde aquí os escribo. En mi salita acristalada y conectado por wifi a todo el mundo. Hoy incluso hablé por Internet con España.

Me alojo en la opción aceptable más económica (10€ la noche), el albergue juvenil de la ciudad. Brasileños y anglosajones (siempre en todos los lados) son los más asiduos. Soy el único español aunque los sempiternos alegatos en las puertas de los baños de esta América Latina hacen suponer el paso de levas vascas y catalanas por aquí, o por lo menos por los aseos del albergue. Quizá por ser el único, me corresponde a mí responder a las preguntas tópicas respecto a españoles y demás estados libremente asociados…

Palacio de la Moneda

Ya compartí diversas charlas y mantel con un japonés, austriaco, ecuatoriana, uruguayo, chileno, brasileña… Los mails se empiezan a intercambiar y las invitaciones y ofrecimientos de casa y consejos se perfilan. Tomo nota.

Los primeros contactos con la comida local, son prometedores. Realmente comer bien es bastante barato. A pesar de ello, mi presupuesto limitado me impide disfrutar de cenas como la del lunes; buena carne y mejor vino en un sitio muy agradable. No obstante, Chile será el país más caro que recorreré.

Con los brasileños estoy empeñado en encontrar la ubicación del Toledo de su país. He descubierto que ellas saben más geografía y bueno, y que realmente están más buenas. No obstante, el Toledo brasileño se me resiste… tanto como ellas. Sigo intentándolo.

Conocí a Edgard y Marcela con quiénes contacté por Internet. Con él, que es fotógrafo, vamos a trabajar juntos en algunos reportajes. De hecho, hemos comprado billete de avión aprovechando una buena oferta para la Isla de Pascua y allí nos iremos una semana dentro de quince días. El plan es de esos de los que prometen, de los se agita el corazón. Con Marcela, aprendí a conocer un poco más del mundo de los weblog pero mucho más aprendí de su compromiso social con lo que ella llama el 'submundo', la parte marginada de éste Chile económicamente boyante. Un azote más a mi conciencia.

Lo bueno de viajar sin planes y con tiempo (de momento…) es que puedes organizarte la ruta a tu antojo. Las opciones se multiplican a ritmo de conversaciones en torno a los mapas del albergue. La Patagonia espera y el clima no deja mucho margen.

Mi proyecto de visitar todos los centros asturianos de América, ya está en marcha. Esta tarde tendré una primera toma de contacto con los asturianos de Santiago y el fin de semana me voy a Valparaíso y Viñas del Mar a visitar al otro grupo organizado. Estas dos localidades, situadas en la costa del Pacífico, son el referente en cuanto a la marcha y ambiente veraniego en Chile. Preparo el bañador y las frases geniales (¡?).

Atrás dejé de momento… la última paella de mi madre, las últimas sonrisas de mis sobrinas Lucía y Paula, el último consejo de mi padre, los últimos abrazos de mis hermanos y resto de familia, el último paseo por mi casa, el último sueño en mi cama, el último culín de sidra, la última cena de despedida de 'rodadores', las últimas despedidas omitidas, las últimas lágrimas sobre mi hombro, los últimos buenos deseos de los amigos, el último vistazo por el retrovisor de Toledo y Oviedo, la última llamada, el último adiós emocionante de mi madre, la última… de momento.

Concluye éste primer correo, primeras páginas de lo que ha de ser mi cuaderno de viaje. Siento que vivo una experiencia única, de magnitud imprevisible… tal y como quiero vivir mi vida.

11 de enero de 2006. Santiago de Chile (Chile).

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