martes, 3 de abril de 2007

y esto se acabó. Vuelta a casa.

Lo inevitable
El pantalón más cómodo, el de más uso, da sus últimos suspiros por los rotos en los bolsillos y de la costura a la altura de la entrepierna. Desde hace unas semanas, esta abertura me tiene frío. La bolsa de aseo apenas retiene su contenido. Las tres camisetas perdieron ya su color original. La mochila de mano (la segunda), la que era clara y ahora es negra, tiene las dos asas rotas. Sendos nudos caseros la dan supervivencia. La funda del portátil soporta los últimos hilados. La camiseta con la que duermo –aquella que me firmasteis amigos y familia antes de partir- apenas conserva los colores de Asturias. La cámara de fotos está cansada de enfocar. Y mis zapatillas echaron al traste los esfuerzos de aquel zapatero de la sierra ecuatoriana, que intentó remendar los rotos en las costuras a base de pócimas mágicas. Desde hace unas semanas la suela de la zapatilla del pie derecho en su talón, se despegó lo que junto al resto de rotos y desperfectos, hace que la huella ya no sea la misma de hace meses.

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Los gestos
Desde el gimnasio al que acudo en Oviedo, mis amigos me mandan una foto en la que compruebo un conmovedor ‘Toñín ya vuelve’. Junto a la foto Jose me escribe: Recuerdos de todosssss. Los que están en la foto y de los que ven los carteles y preguntan: ‘¿quién ye Toñin?’. ‘Na un tío que marchó a recorrer el mundo y lleva añu y mediu por allá y diz que ya acabó les perres y que vuelve’. Te queremossssss.
Mi padre me escribe: Suponía que ya tenías el billete comprado, y que al final nos darías la sorpresa de presentarte para los bautizos, pero, una vez más, me ha fallado el olfato. Las niñas y los niños se encuentran de maravilla, todos, a una, corean lo tanto oído: "que venga Toñín”.

La decisión
Cuando escribo estas palabras que forman parte del último email que lanzaré desde estas tierras de la América Latina, la noche avanza en la madrugada en el Aeropuerto de Montevideo. Ésta será mi última noche por el continente que me acogió durante todos estos meses. Y en gesto que le agradezco, la luna, la de este lado del hemisferio, ha querido despedirse con todo su esplendor. Hoy luce su luna llena. Su potente luz que se cuela por los ventanales, me acompaña en este vacío por inactivo a estas horas aeropuerto. A esta hora, los tres trabajadores de la única cafetería-restaurante existente en la terminal, son lo más activo junto a los guardas de seguridad. No hay vuelos. Y yo soy el único pasajero.

restaurante

Mañana temprano un vuelo de Aerolíneas Argentinas me trasladará a Buenos Aires. Y desde allí, si todo va bien, regresaré a Madrid a eso de las siete de la mañana del miércoles día 3 de abril, 454 días después de haberme despedido de los llantos de mi madre, los consejos de mi padre y los buenos deseos de mi hermano Luismi y de mi amigo Miguel. Aún recuerdo perfectamente aquella escena en que desde el otro lado de la zona de embarque, alzaba por última vez la mano para despedirme de ellos. Y cuando los perdí de vista resoplé largamente. Metros después con el pie derecho alejaba con una tibia patada un papelillo de mi camino mientras asumía por primera vez la envergadura del camino que acababa de iniciar.
Llegaré en tiempo de pasión, muerte y resurrección. Lo que se me antoja como un designio del destino (quizá personalizado en Dios). Será una Semana Santa en casa, hecho que no vivía desde hace casi unos quince años. ¿Alguien tiene un plan de viaje?. Vuelvo cuando todo el mundo se va. Este tiempo cuaresma en la casa de mis padres me obliga a posponer la carne. Eso no importa a alguien como yo apasionado del pescado. Las albóndigas de bacalao y las torrijas de mamá me harán tremendamente feliz. Para el miércoles ya solicité albóndigas de carne, con ese caldito que tanto me gusta.
Aunque tengo ganas de regresar desde hace ya mucho tiempo, los planes eran volver a finales de abril después de realizar unos reportajes en la Tierra del Fuego aprovechando de nuevo el viaje hasta Punta Arenas. Preocupado por la cuantiosa inversión que ha supuesto mi aventura, cualquier nuevo reportaje puede contribuir en el futuro inmediato a recuperarla. Un contratiempo de última hora, fue la excusa que encontré para adelantar el regreso y así poder estar el día 8 en los bautizos de mis sobrinos Andrés y Daniel y con toda mi familia.

El momento
Las dudas, las esperas, los improvistos… de las últimas semanas me obligaban a comprar el billete ya, en esa ciudad austral azotada por los vientos, en ese cibercafé moderno, en ese momento al lado de una rubia fatal fumadora. Respecto a lo visto en su día, el billete 300€ más caro. Estaba dispuesto a pagar casi lo que fuese. Cuando elegí el único día disponible, el único vuelo restante y completé el formulario con mis datos personales y los de la VISA y pinché en el ‘Aceptar’, un escalofrío me recorrió el cuerpo a la vez que se completaba poco a poco la acción. Salí de aquel fumadero con la compra confirmada y respiré el aire frío pero sano del lugar. Durante la más de media hora que tardé en llegar a la Terminal de Ómnibus, un mundo de sensaciones extrañas me acompañó. Acababa de poner fecha y hora al final de mi aventura. Sin lugar a dudas era lo que quería pero en esos momentos y durante el resto de la noche de camino hacia el norte por el medio de la estepa patagónica, la melancolía se apoderó de mi. Ahora que ya todo estaba próximo a terminar, la dimensión de tiempo pierde su sentido y todo lo transcurrido no parece tan distante. No pensaba lo mismo quince meses antes mientras pateaba aquel papelillo en la zona de embarque del aeropuerto de Madrid.

El final
Siento que los viajes repentinos de última hora, el mal tiempo, los inconvenientes con mi pasaje de avión… han perturbado lo que tendría que haber sido una gloriosa vuelta al ruedo durante las dos últimas dos semanas. Apenas he podido disfrutar de tranquilidad para recrearme en mi propio placer por volver con el deber cumplido e intacto. Los últimos días y el in despectivo día y hora de la llegada, no favorece el final deseado.

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Las sensaciones
Vuelvo orgulloso, muy orgulloso de mi viajar. Recorrí unas tierras de paisajes con formas, colores, olores… singulares. Viví experiencias que jamás soñé y que alteraron mis sentidos. Conocí a gente amiga, generosa, entregada y para toda una vida. Me mezclé como pude entre pobres de solemnidad, Presidentes de Gobierno, militares, locos, piratas, ministros, desamparados, enviados de Dios y aduaneros… Pero los que más me sorprendieron y admiré fueron aquellos que ‘viven en la intemperie, que se mojan cuando llueve, que se queman bajo el sol, que busca la vida en cada acción…’.
Igualmente estoy orgulloso de la manera en que viajé y de cómo me desenvolví. Ahora se me hace imposible (re-)pensar nuevas formas. Lo que en principio debía tener un alto contenido de placer, la experiencia se convirtió un viaje de obligaciones profesionales. Aunque me condicionó en muchos casos, creo que solo así fui capaz de lograr el acceso a determinadas experiencias y lugares que no estaban previstos antes de salir. En gran parte se lo debo al proyecto que ideé y presenté a GEO.
Me voy contento con mi trabajo como escritor, reportero y fotógrafo. Creo haber dado un salto cualitativo en el aprendizaje de estas disciplinas. La escritura me permitió describir situaciones, momentos, emociones que me hicieron alzar la vista a ambos lados y sentirme yo solo. Ojala hubierais visto los lugares desde los que saqué fotos (‘fotografía de altura’), la paciencia desplegada, el montaje organizado para determinadas tomas… Me sentí un fotógrafo como los de verdad aunque sin nombre (anglosajón).
Y no sé si como algunos aventuráis vuelvo más sabio. No lo sé. Sé que vuelvo con un buen caudal de experiencias del que desconozco aún las ventajas que tendrá en mi vida diaria. Viví conmigo mismo de una manera más intensa. Aunque decidido y batallador, me veo franqueable y en ocasiones excesivamente vulnerable ante los contratiempos. Lo sentí así en días y/o momentos de este viaje. Constaté no sin cierto malestar lo afortunado que soy por haber nacido en la parte noble, privilegiada de este cuento. Mientras yo he podido moverme casi a mi antojo allá por donde quise, coincidí con gente que no conoce su entorno más cercano, que lleva viviendo toda una vida viendo pasar a turistas hacia un lugar muy frecuentado distante apenas una hora de su casa. Sí, un privilegiado.
Siento haber dejado una buena huella por los sitios por los que pasé y traté. Aún me produce escalofrío recordar aquellas palabras que primero Amanda desde Córdoba (Argentina) y meses después Sonia desde Medellín (Colombia) reproducirían de forma idéntica cuando las puse en contacto con mi madre; ‘enhorabuena por el hijo que tiene’. Ni la una ni las otras, saben lo que yo sentí escuchar aquellas simples pero complacientes palabras. Aspiro a ser padre algún día y que algún día algún tercero me diga lo mismo de mis hijos.

ORDE

La comunicación
Creo que para mi (supervivencia emocional) fue un gran acierto haber establecido un sistema de comunicación a través del weblog y los correos electrónicos. Gracias a ellos, obtuve de muchos de vosotros palabras en forma de ánimos que ya están archivadas para siempre en papel y en mi corazón. Inolvidable el día de mi cumpleaños. Dos días para leer todos los mails, dos días de lágrimas furtivas.
Compartí con vosotros casi cada uno de los sentidos de mis latidos. A través de mis escritos me desnudé y a la vez, yo mismo me conocí un poco más. Aquel ejercicio de prospección personal para encontrar la justificación a mi viaje, a mi vida, fue una maravillosa práctica de (re-)descubrimiento. Al mismo tiempo creo que los aquí conectados os habéis conocido entre vosotros. Entre todos habéis conocido a mi familia, a mis amigos de uno y otro lado del atlántico, a los de antes y a los nuevos, a ellas y a ellos.
Pero no todo pudo contarse. En unos casos para mantener a la familia tranquila, en otros para mantener un anonimato preciso y en otros para salvaguardar la integridad. De todas formas, el doble sentido de las palabras, las frases, las ideas… fueron mi guiño a la realidad. Cómo contar aquella detección que viví tras haber sufrido un accidente de coche con varias vueltas de campana incluidas y del que me salvé –estoy convencido- por los rezos de aquellos que lo hacen por mi. No fue suficiente el accidente sino que además pocas horas después me daban a firmar un papel en que leí lo que en películas oía relatar del policía al reo. Y todo por que la persona que viaja conmigo como copiloto tuvo lesiones catalogadas como ‘leve’. Otro suceso más.
En breve, a estos entre nosotros sistemas tradicionales de comunicación, habrá de unírsele la telefonía móvil. El 609.15.23.69 será de nuevo un teléfono amigo.

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Las gracias
Una experiencia como la vivida sería absolutamente imposible sin contar con el apoyo de afuera. Creerme que así es. Es por eso que aquí y ahora me detenga en hacer protagonistas a los que precisamente me habéis encumbrado hasta tal condición gracias a vuestra aportación.
Gracias a vosotros, mi familia, por vuestro incondicional apoyo. Fundamental para sobrellevar la distancia. Lamentablemente, hay que tomar tierra de por medio para valorar y apreciar a la gente que te rodea. Gracias a vosotros, madre y padre, que os ocupasteis de que mis obligaciones burocrático-administrativas fueran resueltas en tiempo y forma. Y aunque lo hicisteis con nocturnidad y a escondidas y sin ser mediar reclamo ni necesidad, gracias una vez más por vuestra inestimable ayuda económica.
Gracias y mil gracias a vosotros, todos aquellos que me abristeis la puerta de vuestra casa como a uno más. Qué decir de la confianza de vosotros, aquellos que sin apenas conocerme me dejasteis llave, casa, corazón… para sentirme como en mi propio hogar.
Gracias eternas a vosotros, los que os habéis subido a bordo de este viaje y me habéis dado los ánimos oportunos, el aliento necesario, las fuerzas imprescindibles. Os destaco a vosotros, sí a aquellos que desde una anterior distancia, os acercasteis tanto y tan bien que ahora no quiero separarme de vosotros.
Gracias a ti Mikel por tu inestimable ayuda, paciencia y predisposición durante las 24 horas de cada uno de estos 454 días de viaje. Sin ti, la comunicación establecida a través de ‘latidos de una huella’ no hubiera sido posible. No te preocupes que a partir de ahora dejo definitivamente ‘bitácoras’ como alojamiento de mis textos.
Gracias a ti Charo que como fiel ama de llaves has cuidado mi casa, recogido mi correspondencia y mimado el fantasma que en ella alberga.
Gracias a ti Alfredo por tus gestiones que permitieron alquilar mi casa a gente que la dejó tal y como la encontró. Por extensión a vosotros, por ser inquilinos ejemplares.
Gracias a ti Dimas por ser acicate y agente consejero en cuanto necesité. Prepárate a partir de ahora para ayudarme en el reportaje-audiovisual del 16J.
Gracias a ti Nacho por tus consejos y ánimos para con mi trabajo fotográfico.
Gracias a ti Sandra por tus apoyos logísticos y emocionales.
Gracias a vosotros, mi peña de amigos de ‘Rodadores’ y del gimnasio que como grupo os habéis hecho presente durante este viaje con gestos que llegan al alma. Gracias por las fotos, por los apoyos emotivos y por ese regalo en forma de 400€ imposible de aceptar. Ya vuelvo.
Gracias a la revista GEO, por blindarme la oportunidad de vivir como reportero, sentirme escritor y hacerme fotógrafo. Gracias por ser la puerta a mis sueños.
Gracias a vosotros, los asturianos de estas tierras que brindaron toda la mejor de la predisposición hacia mi proyecto. Fuisteis incontables los que colaborasteis decididamente con mi trabajo, bastantes los que me disteis cobijo, numerosos los que me invitasteis a vuestra mesa familiar, multitud los que me disteis el cariño necesario, muchos los que esperáis con expectación el resultado final del trabajo… Y qué contar de los detalles vividos. Cuando me recibisteis con gaita, cuando organizasteis una fabada por mi llegada, cuando transcurrido el tiempo aún seguís de cerca mi trabajo, cuando me confesáis datos personales inconfesables, cuando me agarráis con la mano buscando consuelo y se nos cae conjuntamente una y otra lágrima, cuando me ilumináis de alegría con el recuerdo de vuestro pueblo y de la tierrina, cuando me nombráis ‘socio honorífico’, cuando me hacéis plantar un árbol a mi nombre… Gracies.

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Creerme cuando os repito una y otra vez que sin lugar a dudas lo mejor de esta experiencia que está apunto de llegar a su punto y final ha sido el componente humano que me encontré entre la gente que conocí por aquí, el nexo de unión que se ha establecido con los que antes eran simple conocidos y la fidelidad de los de siempre. A vosotros os espero el 16 de junio. Y no me olvidéis. Os seguiré necesitando como hasta ahora en los primeros asientos de este viaje que es una vida, mi vida. Me he sentido tremendamente feliz al leer y sentir el orgullo de vosotros, familiares y amigos por tenerme como tal. Os aseguro que mayor es el mío en teneros a vosotros bajo esa condición.

Ellas
En un momento como este, de recapitulación, no podía omitir un recuerdo hacia aquellas que me brindaron entre atardeceres y noches; las palabras, caricias y sudores de pasión necesarios para sobrellevar la soledad del hombre viajero. Fueron grandes mujeres y yo un afortunado; cosmopolitas, profesionales, cariñosas, femeninas, familiares… un estilo de mujer para importar. Pregunta; ¿se puede tener un proyecto de paternidad responsable teniendo conciencia de que no hay solo una mujer interesante sino muchas más?. (Por si acaso me veo en la necesidad de justificar en su día esta pregunta, pongo como situación la siguiente: son las 3:27 de la madrugada. A distancia me rodea el personal de noche. Un chorro de aire frío me azota de vez en cuando el pescuezo y me llega hasta la rabadilla. Y el cansancio empieza a hacer mella).

El futuro
Y a partir de ahora ¿qué?. Para empezar readaptarse a la vida de antes. Muchos decís que mi vuelta no será igual, que ya no seré el mismo y que mi impulso aventurero me impedirá normalizar por tiempo mi vida. Aunque las sensaciones que me llegaron nada más comprar el billete de vuelta me hacen ser ahora más cauteloso en la respuesta, creo y espero que ningún drama viviré. Yo no huí de nada. Estaba conforme con mi vida y entorno. Es por ello que regreso feliz. Si las cosas salen como deseo no hay mejor aventura que vivir en Asturias y sentirme querido como durante los años que llevo viviendo allí y como lo sentí durante este viaje por su gente. ¿Por qué cambiar felicidad por futuro profesional?
Asturias en mi pasión pero a la vez me siento preso en el paraíso. Las alternativas profesionales de acuerdo a mis aspiraciones son prácticamente inexistentes. Del calendario de trabajo que he diseñado con el objetivo de realizar un trabajo metódico en la búsqueda de oportunidades profesionales, ninguna pasa por Asturias. No quiero salir de Asturias pero a veces me sorprendo a mi mismo pensando en opciones lejos de allí y reacciono con extrañeza. Cuando pienso y veo el futuro inmediato se me amontonan sin orden sensaciones de vértigo, ilusión, confianza, miedo (mucho miedo)… El objetivo es trabajar desde Asturias para el exterior. Una vez más, apuesto por el todo o nada; quiero vivir en Asturias y trabajar a alto nivel en cosas que me gustan.

por-apoyarme

El viaje, una vida
Dentro de dos horas iniciaré el viaje de retorno. El segundo de los vuelos, el vuelo 1136 de Aerolíneas Argentinas me llevará a mi tierra a reunirme con lo mío y los míos, familia y amigos.
La solemnidad que otorgo a esta acción guarda relación con la que implica inexorablemente la finalización de una experiencia de viaje que de momento es la más importante en toda una vida de 35 años.
Durante mucho tiempo pensé que estaba viviendo el viaje de mi vida. Pero ahora que miro atrás y veo mis maneras de viajar y vivir, es ahora cuando concluyo que mi vida es un puro viaje. Vivo como viajé estos meses. Un puro viaje porque busco emociones sin parar. Me gusta cambiar de planes a pulso de latidos acelerados. Vivo sin rumbo fijo, en muchos casos porque son muchas las cosas que quisiera hacer a la vez. Porque otorgo a las relaciones humanas, la clave de acceso a vivencias únicas. Porque como al viajar, en los sucesos que se buscan o se recrean, en esos momentos está la belleza.
Cuando llego los viernes a la cita con mis amigos, todos esperan mi última noticia sorprendente. No descanso. Siempre doy qué hablar entre familia y amigos. Alguna idea rocambolesca siempre se pasea a la noche mientras doy vuelta en la cama. Un nuevo proyecto o idea estoy siempre por diseñar. Algún evento gastronómico-deportivo siempre me tiene al pie del cañón.
Siento que vivo agitado. La famosa agonía que me acompaña es la chispa que alimenta mis ilusiones y estas a mis emociones y éstas a mis palabras y éstas a los latidos de mi corazón, como aquellos latidos de una huella, aquellos que ya entran a formar parte de la historia de mi vida, de mi viaje por esta vida.

hasta-pronto

1 comentario:

AnGeLiCa dijo...

esa manera de vivir que tienes me encanta, es justo como me gustaria vivir. Todo lo que has escrito ha resultado inspirador para mi. k buen bolg