lunes, 28 de agosto de 2006

'amor a primera vista'

Catedral de Brasilia

El viaje
Brasilia se fundó en 1960 con el objetivo de repoblar la parte central del país. Desde entonces es la capital administrativa de Brasil. Dada su ‘juventud’, goza de una arquitectura moderna que se ha convertido en un referente a nivel mundial. Yo esperaba mucho más.
De Brasilia me fui hasta Lençois, centro neurálgico del Parque Nacional de la Chapada Diamantina, un amplia extensión de terreno donde conviven formaciones rocosas, valles, cascadas, cavernas, grutas, lagos e incluso una pequeña pero preciosa zona de pantanal…

Chapada Diamantina

Gracias a Lisandro y sus contactos pude conocer la Chapada Diamantina de manera privilegiada. Con él además pude realizar un trekking de varios días por el Valle de Patí que es uno de los lugares más bonitos que he conocido. Las vistas sobre el valle desde los puntos más elevados, simplemente increíbles. ¡¡Gracias Lisandro, muchas gracias!!

Paisajes increibles en la Chapada Diamantina

Seis horas separan Lençois de Salvador de Bahía, ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Salvador de Bahía

La cultura africana está muy presente en la ciudad que cuenta además con construcciones del periodo colonial muy interesantes. El centro histórico, Pelourinho, es el lugar de referencia de los turistas y vendedores de todo.

Desde Salvador llegué a Sao Luis, ciudad también Patrimonio de la Humanidad.

Reflejos de Sao Luis

A cuatro horas de allí, se encuentra el Parque Nacional dos Lençois Maranhenses, un lugar singular donde es posible andar por la arena blanca de las dunas a la vez que se pasea entre las lagunas que se forman a raíz de la época de lluvias. El atardecer en un lugar así, simplemente espectacular.

Lagunas en medio de un 'mar' de dunas

Ni sombra de lo que fui
No tardé ni un minuto en aceptar la propuesta de realizar una travesía en bicicleta de montaña por la Chapada Diamantina. La idea era muy atractiva pues el recorrido exigía un trayecto en barca por un pantanal y la visita a distintas cascadas.

Mountain Bike en la chapada diamantina

Pensando en mis añorados amigos de ‘Rodadores’, me subí a la bicicleta… y terminé sufriendo como un auténtico perro por un recorrido bastante fácil respecto a lo que estamos acostumbrados en Asturias. ¿Qué fue de aquella forma física que me permitía disfrutar sufriendo por los alrededores de Oviedo? ¡¡Amigos ‘Rodadores’, a mi regreso tened piedad de mí!! Eso sí, tengo todos los datos para traeros aquí a disfrutar.

Sao Luis

El encuentro
Salía de ver un espectáculo de batucada en Salvador camino del albergue cuando casi de bruces me doy con Bruno, barcelonés compañero de aventura el año pasado en Panamá. De aquel encuentro se generó una relación de amistad que nos ha llevado a seguir en contacto por correo electrónico. Ya intentamos coincidir en el norte de Chile meses atrás y ahora en Brasil íbamos a intentar unir nuestros viajes. No hizo falta pues no sé si el destino o quien, lo provocó aquella noche en Salvador.

Batucada en Salvador

Dos segundos más tardes y hubiésemos pasado los dos de largo. ¡¡Qué cosas tiene la vida!! Charlamos y charlamos y a pesar de que ya tenía planes para el día siguiente, decidí acompañarle (junto a su primo) durante un par de días. A la mañana siguiente, me fui a buscarles y mientras decidíamos el destino, un cúmulo de sensaciones me abordaron y decidí entonces seguir mi camino en solitario. Acompañarles hubiera significado dejar de ver otras cosas que tenía previsto y eso fue lo que básicamente me llevó a apearme del coche. Mi hermano Luismi llega el día 31 a Venezuela y estoy en contrareloj. ‘Vas a piñón fijo Antoñito’. Es cierto Bruno, es cierto.

Arquitectura en Brasilia

La larva migratoria
Salí del Pantanal y/o de la Chapada do Guimarais, con mi cuerpo salpicado de ‘picaduras’ extrañas. Nunca había visto mi cuerpo así. Aún me duran algunas de ellas. La molestia más incómoda me surgió –digámoslo claro- en el culo. Me escocía un montón. Como la molestia iba a más, me empecé a preocupar. Dado que yo al menos no tengo visión directa de mi trasero, y que solicitar ayuda a un extraño para que viese mi culo no era decente, decidí realizar una foto para tratar de averiguar que podía ser. Tras el autorretrato, me alarmé pues mi culo me gustó mucho menos de lo que ya lo hace. Preocupado acudí a la telemedicina y le mandé por e-mail a mi hermano Luismi que es médico, mi autorretrato. Para cuando me contestó, un médico brasilero con el que coincidí de trekking, me había diagnosticado la existencia de una larva migratoria en mi trasero. Hasta ahora sigo sin saber qué significa el dibujo que externamente se encargó de perfilar sobre mi blanco lienzo… esa larva migratoria. Es duro saber que compartes lo más intimo de tu ser con otro ser vivo…

Salvador y el mar

‘Cara de criança boa’
Debe ser que desprendo una sensación de buena gente, de tener ‘cara de niño bueno’. Empiezo a creérmelo. Aunque en vista del mayor éxito que tienen los malos con las mujeres, echo en falta la capacidad de transformar mi rostro a antojo.
Luciana y Tatiana, dos encantadoras brasileñas, me invitaron a compartir habitación en la posada en la que nos alojamos. Lo llamativo es que además de mi ‘cara de criança boa’, sólo tenían como garantía –que yo sepa- las escasas horas que compartimos la noche anterior.

Lençcois Maranheses

Con Tatiana compartí más tiempo. Descubrí una mujer interesante, femenina y dotada de esa inteligencia para el día a día, lo cotidiano que más aprecio. Quizá por eso la nombré Consejera Delegada de nuestra futura agencia de viajes. Y es que a mí siempre me gusta tener por encima a una mujer… inteligente. Que por proyectos y por mujeres de futuro… no sea. Tatiana, sin lugar a dudas, uno de los rostros femeninos de este viaje. Coincidir con personas interesantes se ha convertido para mi viaje, en una de las mayores gratificaciones.

‘Amor a primera vista’
Podría parecer que estuviera esperándome en aquel lugar, en aquel preciso momento en que el sol caía sobre el mar y su silueta se perfilaba en el horizonte de Salvador. Aseguré una primera foto, y otras más. Temiendo que se moviese, me fui acercando a ella y cerrando el zoom de mi cámara. Cuando se percató de mi presencia, salió despavorida hacia mi gritando ‘aspeta, aspeta’. Y eso hice, esperé. Significativo es que pensase que yo fuese italiano, ¿no?. Cuando llegó a mí, me hizo acompañarla unos metros. Se subió a una piedra de la playa y empezó a posar para que la fotografiase. Y empecé a fotografiarla. ‘Aspeta, aspeta’ me volvió a repetir mientras se quitaba la parte de arriba de su conjunto. No me dio tiempo a gritarla ‘aspeta, aspeta’ cuando en sujetador se quedó. Preferí no mirar atrás para ver la cara de los transeúntes. Afortunadamente me entendió cuando le dije que la foto era un contraluz y que por tanto, sus encantos en sujetador no aportarían nada.

Dejándose querer

Mientras iniciaba mi camino de vuelta, ella me alcanzó y me preguntó que si me gustaba. Le dije un si rotundo. Mucho menos convincente sonó su ‘tu a mí también’. ‘Pero si no me conoces de nada’ le contesté riéndome. ‘Amor a primera vista. De verdade. Amor a primera vista’ me dijo mientras me levantaba las gafas de sol para mirarme los ojos. Volví a reírme y la prometí que al día siguiente volvería. ‘Amor a primera vista’.

En Sao Luis a 21 de agosto de 2006

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