Siempre que se asoma un nuevo año sucumbimos a la tentación (lógica e inevitable, por otra parte), de proyectar hacia el futuro nuestras ilusiones, esperanzas, sueños. Esta vez sin embargo, quiero aferrarme un poco más al año que se nos escapa. Y es que este periodo que finaliza ha supuesto para mí un tiempo extraordinario no tanto por los paisajes y experiencias acumuladas sino por las emociones que me provocaron vuestra cercana compañía, vuestro incondicional apoyo, vuestro conmovedor cariño.
A vosotros, mi familia, mis viejos y nuevos amigos, mis conocidos, a los anónimos…e incluso a los indiferentes (que los hay), os deseo que el año nuevo sea tiempo de emociones gratificantes e ilusiones realizables.
Yo me conformo y es mi único deseo para el inmediato futuro, seguir contando a mi regreso con los que me habéis ofrecido esa compañía, apoyo y cariño. Ante el vértigo que aventuro acercarse, lo necesitaré en proporciones mayores a las presentes.
En Medellín a 29 de diciembre de 2006
martes, 2 de enero de 2007
por un 2007 brillante para todos
en 6:54
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