lunes, 29 de mayo de 2006

madre (Buenos Aires)

El viaje
‘Mi Buenos Aires querido, cuando yo te vuelva a ver no habrá más pena ni olvido’, cantaba Carlos Gardel. Como él, yo también ansiaba ver BsAs. A diferencia de él, para mi era un destino desconocido. Es una ciudad caótica, grande, elegante, miserable, apasionante, presuntuosa, viva, acaparadora… Buenos Aires es fruto de diferentes culturas, formas de vida, estilos…

Avenida 9 de Julio

Me gusta. Me gusta bastante aunque no sé si podría vivir mucho tiempo en una ciudad tan grande. Pero un añito… un añito sí. Argentina siempre me encantó, seguramente porque me fascina el acento argentino (de las argentinas). Hace siete años envié un currículum que había visto en la prensa de una empresa española que buscaba una persona para trabajar en BsAs. Ni me contestaron.

Buenos Aires II

La ciudad tiene mucho que ver y aún no he podido recorrerla en condiciones. Lo que más me ha gustado de momento ha sido la zona de Puerto Madero. Una reordenación urbanística de lo que fue parte del puerto de descarga de la ciudad y que ha sido habilitada para la construcción de oficinas y viviendas de lujo. Las grúas antiguas conviven perfectamente entre edificios e infraestructuras muy modernas. Realmente muy interesante.

Buenos Aires I

Los amigos
En Buenos Aires he vuelto a reencontrarme con gente que había conocido a lo largo de mi viaje; con Vera, con dos locos italianos Stefano y Enrico, y con Silvia y Javi que viven aquí y están actuando como anfitriones. Los reencuentros emotivos. Sin lugar a duda, el componente humano es lo mejor de este tipo de viajes. También fui a parar a un hotelito muy bueno. Bastante ambiente familiar y que además de poder cocinar, tengo acceso a Internet gratuito a través de mi ordenador. Perfecto.

amigos de Buenos Aires

Los asturianos
Buen recibimiento, historias interesante, gente encantadora… me encontré en mis encuentros con las distintas colectividades asturianas en BsAs.

Colectividades asturianas en Buenos Aires

La pasión por los bolos del centro de Siero y Noreña. La elegancia e historia del Centro Asturiano. La alegría de los cangueses con los que bailé encantado.



Y por qué no decirlo, la obra maravillosa de la residencia de mayores del tinetense. Mi homenaje a todos los que contribuyeron a idear una institución así y en especial a su presidente, Venancio, un ejemplo de vida honesta con mayúsculas. De verdad, el mayor de mis reconocimientos por su trabajo a favor del colectivo más necesitado. En La Plata me encontré con un colectivo con muchas ganas de trabajar y bastante ilusión (gracias Sol por todo). Siento ser reiterativo pero el contacto con esta gente, me está aportando una experiencia personal tremendamente valiosa.

Colectividades asturianas en Buenos Aires

El momento
Disfrutad por mi al abrir el número del mes de junio de la revista GEO, y leer un artículo sobre Iquique, titulado ‘Espejismos de ayer y hoy’. Para los que no pueden hacerlo, un anticipo lo pueden encontrar en http://www.georevista.es/geo/home.jsp?idapr=1_1013_esp_1__ Es mi primer gran reportaje y me siento muy orgulloso. Espero que os guste y también espero opiniones y críticas.

La cifra
Ya superé estos días pasados las diez mil fotos. Si todas hubieran costado tanto esfuerzo de conseguir como lo que supuso la foto que encabeza este capítulo (mil súplicas, dos visitas, una autorización e infinita habilidad social)…

Catedral de La Plata

El pantalón
Mamá, tengo el pantalón vaquero roto por la entrepierna por dos lados (¿?). ¿Tiene arreglo o no? No me contestes eso de ‘vuelve y lo vemos’. ¿Tengo que comprarme uno?

Las madres
El primer jueves que pasé en Buenos Aires, cumplí un deseo. A las 3:30 estaba con las Madres de la Plaza de Mayo, madres todas ellas de hijos de desaparecidos durante la dictadura militar. Es un movimiento singular pues salieron a la calle madres que se enfrentaron al gobierno militar para saber de sus hijos. Más de 30.000 personas desaparecieron durante aquel periodo. Desde entonces, todos los jueves se siguen manifestando.

Madres de la Plaza de Mayo

Pocos días después me atendieron en su sede. “Cuando llegás a la plaza parece que te encontrás con ellos. Te encontrás con otros jóvenes pero que son ellos. Y entonces la marcha se convierte en una marcha de mucha fuerza y mucha unidad. Por eso la gente que va a la plaza le impresiona mucho. Por que sienten lo que nosotras sentimos, esa unidad con nuestros hijos, ellos están ahí y les damos la vida en cada marcha, en cada acto, cada vez que hablamos. Están adentro de nosotras. La desaparición de un hijo es una cosa tan horrible que si uno no la transforma en la lucha, si uno no lo siente adentro, uno los deja morir, y nosotras no los vamos a dejar morir nunca”.

Me pregunto: ¿debe haber algo más bonito que dar la vida para cambiar la vida?

En Buenos Aires a 24 de mayo de 2006

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